Cuando Laia Folch contaba pocos años, decidió que quería ser pintora y música, durante su infancia y hasta los 18 años recibió formación musical tanto en el Centre Musical de Bétera, de dónde procede, cómo del Conservatorio Superior de Moncada, hasta que comenzó la carrera de Bellas Artes en la UPV.
Aunque parecía que todo se encaminaba hacia la trayectoria elegida, y después de trabajar de casi todo lo que se puede (dependienta, camarera, azafata, animadora infantil…), en 2012 se introduce en el mundo de la producción de eventos y hasta ahora no ha parado de crear y trabajar en proyectos relacionados con este sector, así como en el de la gestión cultural. Actualmente, co-dirige Distrito 008 Festival Urbano de Extramurs y Plan B Falles Festival, además de programar contenidos culturales en Muviment, la nueva cafetería del MuVIM y de pertenecer al equipo de producción del Festival Circuito Bucles Danza.
Además, ha trabajado para empresas como Espectáculos MA’s y Gastroagencia, así como puntualmente en eventos como Volumens, Palo Market Fest, Marijazz, Encontres PICUV y unos cuantos más.
Foto por Giovanni Riccò.
¿Cómo fue tu entrada en Distrito 008?
Al poco tiempo de conocer a Sergio, que tiene una cabeza que nunca para de pensar y de proyectar ideas, quiso hacerme partícipe de un festival que tenía entre manos y que supuso mi ingreso en el mundo de la producción de los eventos y la gestión cultural. MIMAA Valencia, que tenía su origen en Alicante y fue creado por Overflow Producciones, se celebró en Rambleta en octubre de 2012 y, automáticamente después, Sergio me lanzó la idea de Distrito 008 y yo la cogí al vuelo. Además me había mudado a Extramurs recientemente dónde me he quedado hasta ahora. Enseguida empezamos a darle forma, con los pocos medios que teníamos, para sacar la primera edición en mayo de 2013.
¿Cuál es tu labor dentro del proyecto?
Co-dirijo el Festival, junto con Sergio, centrándome sobre todo en la producción y en darle estructura al evento, aunque también me toca hacer otras muchas tareas que requiere el proyecto que no detallaré para no aburrir, pero sobre todo hago muchos dossiers.
¿Cómo ves, intentando ser objetiva, la evolución del proyecto?
De aquella primera edición, en la que sólo éramos dos y que se hizo con la participación de 10 locales del barrio únicamente, pasamos rápidamente a ampliar equipo y a multiplicar por 4 la colaboración de los espacios. Comenzamos a usar el espacio público como lugar para las actividades y establecimos relaciones con las instituciones del barrio y de la ciudad, con las que hemos podido desarrollar proyectos importantes.
El crecimiento fue muy rápido y se recibió con los brazos abiertos, tanto por todas las personas implicadas como por el público. Sin saberlo tampoco, nos estábamos metiendo en una ola de creación de festivales de la ciudad, que por cierto no ha parado, y que nos llevó a instaurarnos “oficialmente” dentro de este panorama, a lo que también ayudó el que se creara la PICUV (Plataforma d’Iniciatives Culturals de València), desde la que conseguimos hacer bastante ruido como masa y crear identidad grupal, junto a festivales como Cabanyal Íntim, Russafart, Benimaclet Confusión, etc.
Mirando desde el presente, creo que hemos conseguido bastante, sobre todo por aguantar desde la precariedad, por la ilusión y el cariño que le tenemos a este ‘hijo’ tan especial, pero es cierto que estamos estancados en un punto en el que necesitamos evolucionar, renovarnos o tirar la toalla.
¿Qué objetivos te planteaste y cuáles de ellos crees que se han conseguido?
Como bien dijo Sergio en su entrevista, nuestro gran y principal fin era crear marca dentro del distrito de Extramurs, posicionarlo para que se hable de él y visibilizar todo lo que sucede habitualmente en sus espacios y locales, además de traer a estos barrios nuevas propuestas culturales que no se darían, seguramente, de no traerlas desde el Festival, así como crear espacios de reflexión. Y eso creo que lo hemos cumplido.
También nos planteamos ser más que un festival, ayudar a la transformación de los peores rincones del barrio. Dentro de objetivos concretos más ambiciosos, porque hemos cumplido algunos más, quiero creer que fuimos una de las semillas del renacimiento del Mercado Rojas Clemente que, de la situación que tenía en 2013 funcionando a medio gas, ha pasado a estar lleno al completo de vendedores y vendedoras ocupando sus puestos. En este espacio tan especial del barrio, hemos llevado a cabo un montón de actividades, además del proyecto para la transformación de sus fachadas con la intervención del colectivo XLF y con el apoyo del Ayuntamiento de Valencia. Además, desde Distrito 008 comenzamos a reclamar la peatonalización de la Plaza Rojas Clemente, que ahora ya rinde homenaje a su nombre, mediante acciones participativas.
Y, por la parte pesimista y entre los objetivos no cumplidos, quedarían los de profesionalizar el Festival y dignificar como toca el esfuerzo y trabajo de todas las personas implicadas, sobre todo las que forman el equipo, que al final es lo que conseguiría darle una estabilidad al festival, ya que sólo con buena voluntad y ganas de hacer, las cosas no se sostienen mucho tiempo. Encontrar financiación cada año es una lucha, sin apenas apoyos institucionales, se vuelve una tarea muy complicada y lo único que nos queda probar es entrar en el complicado y mal planteado sistema de subvenciones, que es nuestra última baza para este año.
¿Qué personas o entidades crees que han sido claves en el desarrollo del proyecto?
Obviamente, todas las mujeres (sí, siempre hemos sido todo mujeres y Sergio, menos ahora) que han pasado por el equipo (Sandra, Olga, Claudia, Belén, Paula R, María, Cris, Ana, Paula G, Ashuni, Laura y Sara).
El festival ha conseguido sostenerse en muchas ocasiones por los locales y comercios del barrio, muchos de ellos participando en todas o casi todas las ediciones, como la Bodega Valero, TotArt, La Pecera, Loco Club… Pero sobre todo, se ha mantenido gracias a la implicación y el patrocinio de ciertas empresas, como Cervezas Tyris, con la que comenzamos nuestras andaduras, o Cervezas Alhambra, con la que colaboramos actualmente desde los últimos 4 años.
También hemos contado con el importante impulso, y nos han apoyado siempre, desde el Jardí Botànic UV, Eva Pastor y Elisa Caballer han confiado en nuestras propuestas y hemos recibido por su parte el mejor trato, así como el de todo su equipo.
Debo nombrar a Barreira Arte + Diseño, con la que creamos alianzas para desarrollar la imagen de varias ediciones contando con sus alumnos y alumnas, además de desarrollar otras ideas.
Aunque no tan directamente con lo que es es el Festival en sí, la alianza con Falla Borrull Socors ha sido clave para que desarrollemos otros proyectos como Plan B Falles Festival y el evento por el Día Internacional de la Música que, por supuesto, aportan a nuestro objetivo de traer cultura a Extramurs y son eventos satélite de Distrito 008.
Y, aunque ya haya sido nombrado, el Mercado Rojas Clemente ha sido un espacio clave para materializar muchas actividades y siempre hemos tenido las puertas abiertas, pero sin duda habría que destacar la dedicación de Juan Carlos Navarro, presidente actual, y de Doris Monrós y Gabi Álvarez, presidentas durante algunos años.
¿Cómo crees que ha influido el proyecto de Distrito 008 en el barrio?
Creo que se ha conseguido posicionar bastante a Extramurs como una zona a la que puedes ir a comer bien y tomar algo, ver un concierto, pasear por sus tiendas para comprar… La gente suele quedarse el programa impreso del Festival como guía del barrio, para conocer nuevos locales y pueden ver que aquí pasan cosas interesantes.
Quiero pensar que hemos conseguido generar una nueva visión del distrito y ayudado a que muchos de los vecinos y vecinas sean conscientes de que están viviendo en Extramurs, porque sabemos de buena tinta que mucha gente no lo sabe, o no lo sabía, y creo que eso también ayuda a alimentar el sentimiento de pertenencia con el lugar en el que vives.
También sabemos que, a veces, el nombre del Festival pasa por encima y se usa como referencia entre la gente, para referirse a Extramurs, lo cual es muy gracioso, aunque más lo fue encontrar un anuncio de traspaso de una tienda que decía que estaba en ‘Distrito 008’.
¿Qué crees que aportan festivales como Distrito 008, que hay muchos, a la ciudad de Valencia? ¿Y a los barrios?
Considero que este tipo de iniciativas, en la mayoría de casos, consiguen conectar muy en profundidad con los barrios en los que actúan, tanto con su vecindario, como con sus comercios y asociaciones o colectivos, así como con el público de a pie de calle, tejiendo una nutrida red de personas entre las que se crean sinergias y surgen colaboraciones, a las que muchas veces las administraciones no consiguen llegar desde su programa oficial de cultura.
Creo, además, que estos festivales consiguen facilitar el acceso a la cultura a un público muy amplio y se consigue una gran participación. Por otra parte, genera nuevas formas en el uso de nuestras calles, locales, comercios y otros espacios, más allá de la función para la que sirven habitualmente y me parece súper positivo salirse de la norma.
El trabajo que se está haciendo por pequeños grupos de personas o asociaciones, para sacar estas iniciativas adelante, es brutal y digno de un estudio sociológico que mida el impacto a nivel social, que seguro debe ser sorprendente. No existe ninguno, que yo conozca y creo que sería necesario que personas expertas analizaran el fenómeno que está viviendo Valencia, ya que parece que este fervor cultural no sucede en otras partes de España, ni en el resto del mundo, por lo que tengo entendido.
Si el Festival pudiera contar con más recursos, ¿qué plantearías?
Hay muchas ideas que se quedan en el tintero, en la mayoría de casos por cuestiones de presupuesto, y otras, por necesidades de producción, ambas muy relacionadas. Sobre todo, las que más ilusión me haría materializar son aquellas que pueden ser llevadas a la calle, propuestas potentes de danza, teatro, circo, o instalaciones artísticas y que algunas de ellas que incluyeran visuales, luces… Me encantaría transformar el barrio durante unos días en gran galería de arte.
¿Cómo ves el futuro de Distrito 008 y cómo desearías que fuera?
No podemos saber nunca qué va a pasar con nada, ni hacia dónde derivará nuestro sino personal, que en casos como los de un proyecto así afecta muchísimo, ya que se sostiene completamente de las personas que están y depende completamente de ellas.
Fantaseo con que el proyecto sigue creciendo y conseguimos nuestro objetivo de profesionalizarlo para seguir adelante muchos años, pero de no ser así, me gusta pensar que Distrito 008 se mantendrá durante mucho tiempo de alguna forma. No sé si con este formato de festival y con los mismos objetivos, pero desearía que pudiera servir como plataforma del distrito para lo que pueda surgir y que se aproveche la red que hemos tejido en el barrio.